abril 28, 2008

El efecto Arce Catacora

Si alguna característica tuvo el MAS (el partido), es que como instrumento político de los movimiento sociales no se sujetó a las directrices de las recetas enlatadas de las modernas (y discutibles) disciplinas del marketing electoral. Los resultados del 2002 fueron una muestra elocuente de lo que se debe hacer en campaña electoral cuando se cuenta con una verdad y una convicción propia y defendible ante cualquier escenario adverso.

Muchos “Managers” de las consultoras internacionales y nacionales contratadas por los partidos en contienda, rompieron su vínculo a dogmas y procedimientos mecánicos de aplicación de la fórmula, a favor de realidades multidimensionales de realidad política en contextos sociales como el boliviano. Ya antes, señales de comportamiento electoral y político como las de CONDEPA habían anunciado que las famosas “espirales del silencio” eran fenómenos muy complejos en Bolivia y sus dimensiones sociales, por lo que había que ir con mayor cuidado por lo heterogéneo de la sociedad en el país.

En las elecciones del 2002, también quedó fresca en la memoria de los bolivianos, la acción del entonces embajador norteamericano de apellido Rocha, que en un impulso nada calculado, emitió una premisa discursiva que favoreció al MAS en un momento de definición electoral. El “efecto Rocha” fue analizado como un hecho muy influyente (aunque no definitivo) que posibilitó la toma de posición de sectores de la población en la calidad de indecisos. Por los sorpresivos resultados electorales de aquella oportunidad, la mayor cantidad de voto acumulada a favor de una candidatura mostró que el MAS fue el destinatario de la misma.

En la actual circunstancia electoral en Santa Cruz y teniendo en cuenta la alta polarización entre centralismo y autonomía, la decisión gubernamental de congelar las cuentas de la Prefectura, mostrando la atrabiliaria posibilidad de ejercer la fuerza (aunque legítima), es un hecho que puede ser determinante en la decisión electoral de aquellos que tenían la incertidumbre al respecto. Si alguien tenía dudas sobre la fuerza (perversa) del centralismo, puede sentir en la actitud del gobierno esa magnitud e intensidad, que a estas alturas del momento político solo perjudica la deteriorada imagen del esquema oficial, pues en el énfasis mediático que harán de ella, seguramente los perdedores serán los miembros del ejecutivo.

Esa muestra de poder con alta dosis de soberbia, en la exposición realizada por el actual Ministro de Finanzas, puede convertirse en el factor “Arce Catacora” que pueda cerrar definitivamente los números de electores en al futura contienda del 4 de mayo. El hecho cuya meditación sobre el impacto, a mi modo de ver, no tuvo el suficiente tiempo y cálculo, es sin duda una acción que generará una reacción. En tan delicado momento, la reacción se manifestará con mayor impacto, pues la “sensación térmica” está agudizada. Será una lastima para el MAS y su proyecto de transformación, pues podrían ser víctimas de aquella circunstancia que antes los benefició. Los opositores sonreirán recordando aquel momento de mayo de 2002, cuando se dijo que el mejor aliado de Evo Morales había sido el propio embajador norteamericano.