octubre 31, 2007

¿Todos Santos?


¡Por supuesto que no! Y aunque me seduce la tentación de justificar el por qué estos santos no lo son tanto, prefiero concentrarme en la fiesta tradicional del 2 de noviembre.
Esa que nos muestra uno de los momentos más fuertes del calendario boliviano. Esa que nos permite cultivar la memoria a los muertos, floreciendo sus tumbas y ofreciendo aquello que no pudimos entregarles en vida. Esa en la que el cementerio se llena todo el día y las familias vienen a rendir sus homenajes a la memoria de sus antepasados. Esa, la que nos lleva a la reflexión sobre el misterio de la vida, recordándonos que la única certeza que tenemos es que todos acabaremos en el mismo inevitable final.

Unas masitas para mis muertos y los de todos. Que su paso por la vida haya cerrado los ciclos necesarios y sificientes. Que los pendientes sean menos que los resueltos, que el saldo haya sido favorable. Sea el día de los muertos un homenaje a la vida, que entendamos que ella es lo más importante. Que la sepamos respetar por encima de todas las diferencias. Que nuestras santas autoridades y líderes, sepan preservarla, pues el riesgo de jugar con ella (la vida) marca la diferencia entre santos y demonios.
Finalmente, sepamos distinguir entre lo tradicional y lo fabricado. Seguramente la fiesta de Halloween se remonta a una tradición celta del medioevo, lo cual respeto y valoro. Pero, me revelo contra las imposiciones del mercado que nos envuelven en escaladas de consumo absurdas y distorsionantes. Para mi, la calabaza solo en un buen plato de carbonada.

octubre 26, 2007

¡¡¡Cabrón!!!

"No sé lo que pasó, iba muy borracho y punto". El agresor del tren, conocido como el "locandis" en su pueblo, se mostró arrepentido ante los medios de comunicación pero no pudo reprimir su actitud amenazadora....


¿Qué se puede decir?, ¿cómo calificar? Mi primera reacción fue de indignación y de mis entrañas salió el epíteto que titula este post. Que jodido vivir en una tierra así. Pero ¿qué distinta es esa realidad de la nuestra? Días atrás en Santa Cruz fue detenido un jovenzuelo que propinó tremendo cabezaso a un camarógrafo de una canal que seguía la acción de los oficiales de Tránsito a conductores en estado de ebriedad. En su "borrachera" afirmaba que él no era ningún "cunumi", que no era "cholo" y que por eso no podía ser detenido. Otra muestra se vió en los medios locales, cuando el padre de un joven agredido en una acción policial, gritaba y abofeteaba a éstos afirmando que eran unos "collas de mierda" y que eran una "raza maldita".

Acaso todos los días no vemos en calles de La Paz o Cochabamba (para mencionar dos lugares como ejemplos), indivíduos etiquetar a sus similares con epítetos como "indio de mierda", "cholo tal por cual", "birlocha", "cunumi", "colla", "negro" y tantos insultos inherentes al desprecio y la intolerancia al "otro". En nuestro país, el "otro", normalmente es indígena, moreno, pobre, no maneja el idioma español y agrede que ocupe espacios que creemos circunscritos a los entornos próximos con los cuales nos sentimos cómodos.

Nuestro sentimiento generalizado al ver las imágenes que recorrieron el mundo de lo sucedido en el Metro de Barcelona, fue de unánime condena. Pero acaso nosotros no hemos sido de una u otra forma parte de acciones parecidas. Quien sabe nunca tan violentamente manifiestas, pero cuánto desprecio e intoleranca desborda por nuestra cotidianidad íntima. Acaso no hemos sido cómplices por acción u omisión cuando hemos visto situacions parecidas.

Nuestro país contiene vehículos de exclusión e intolerancia seculares. La familia, la escuela y la interacción social, fomentan las formas excluyentes y hasta violentas. Somos un país racista, intolerante y estamos a punto de volvernos tan violentos como el cabrón de Barcelona. Sirva entonces esta lección que nos llega de fuera para hacer un examen de conciencia desde adentro. De nosotros y de nuestra realidad. Haciendo ese inicial ejercicio, quien sabe podamos establecer algún principio de reflexión positivo, para no solo condenar lo que llega como suceso internacional, sino para mejorar nuestra propia acción individual y colectiva sobre nuestra propia conducta respecto del diferente, pues el riesgo de ser víctimas de esa diferencia es también latente.

octubre 18, 2007

17 de octubre

Otro 17 de octubre lleno de furia en El Alto. Esta fecha parece estar marcada por el destino para esa ciudad de gente buena y valiente. Este año, la furia se desencadenó por un problema social, que no es propio de esa ciudad, pero que evidencia los síntomas de situaciones estructurales mucho más profundas de una urbe que crece de manera deformada en términos urbanos y en términos sociales. El fenómeno de la urbanización en El Alto es harto hostil y perverso. La ausencia de institucionalidad y autoridad, decanta en una fuerte organización de base, pero susceptible a la movilización legítima como a la que nos lo es tanto.

El ataque a los bares y prostíbulos, nos muestra la frustración provocada por múltiples factores, que se fragmenta y se manifiesta en este tipo de hechos. La identidad alteña se viene construyendo de manera espontánea y también de forma inducida. "El Alto de pie nunca de rodillas" es un grito que nace luego de años de postergación y exclusión, pero que no deja de insinuar un resentimiento comprensible ante el histórico abandono estatal. El problema es que se incide sobre el eslabón más débil de la cadena sin comprender los orígenes del fenómeno que se engendran en la pobreza.


El Alto es una ciudad pujante que no ha llegado a mayores grados de violencia por una virtud intrínseca de su gente. El Alto trabaja y busca mejores días para su gente, pero el correlato institucional, de autoridad, prefiere profundizar las terribles costumbres de corrupción, prebenda y clientelismo. Solo darse una vuelta por la Alcaldía, la Fiscalía o la Sub Prefectura y se salé con la nausea de círculos viciosos que obvian la necesidad para reproducir la contradicción.

Como compensación a la angustia alteña, salió la imputación a Goni. Como aporte frívolo a la frustración , la selección empató con Colombia.

octubre 10, 2007

Tres fechas y una sola historia


La muerte del Che (9 de octubre), los veinticinco años de democracia (10 de octubre) y un año más del denominado “Encuentro de Dos mundos” (12 de octubre), coinciden este año en una sola semana hábil. Diez o veinte años atrás las formas y los fondos de sus rememoraciones fueron distintas y se enmarcaban en un patrón de adhesiones ideológicas muy distinto al que vivimos en las actuales fechas. Las tres fechas tocan con mucha sensibilidad a Bolivia, este país que se encuentra en un penoso tránsito de cambio y de transformación inherente a su sociedad y su historia. Propongo algunos comentarios:

Como nunca se hizo, se festejó al “Che” de forma oficial con la presencia del propio Presidente de la República, que al lado de los cientos de adherentes al “Guevarismo” del Siglo XXI, festejaron los logros de alfabetización en Vallegrande inspirados en la senda del comandante guerrillero. Fiesta, bohemia, feria de productos (con el icono del Che), alguna novena católica, mucho “merchandising” y paquetes turísticos alternativos, fueron la tónica principal de esa forma distinta de conmemorar una fecha, que más allá de la frivolidad propia de estos tiempos, nos debiera llamar de nuevo a la reflexión sobre el rumbo de la historia y sus sujetos. El “Che” como Marcelo Quiroga, los mártires de la calle Harrington o el Sacerdote Luis Espinal, son faros que deben guiar a los bolivianos hacia la introspección íntima para proyectar su accionar en la búsqueda del principio y el ideal, de manera leal a sus propias ideas. La imagen del Che debe estar grabada en el corazón, en el pensamiento y en el espíritu, pero fundamentalmente en la acción y la búsqueda del hombre nuevo. No así en el bordado de nuestra chamarra, en una pegatina de nuestro automóvil o en la botella de Ron y Cola, como el producto que apareció hace poco en las calles de Santa Cruz.

Por su parte y como nunca ocurrió antes, ninguna autoridad (ni siquiera el Ministro de Defensa) estuvo presente en el homenaje de las FFAA a los caídos en Ñancahuazú. La señal es propia de la posición oficial del régimen vigente y se basa en el mismo criterio en el que otros mandatarios anteriores realizaban sendos homenajes al soldado y condenaban la acción del guerrillero. Sin tomar posición al respecto, considero que los sujetos que por la dinámica de la subordinación militar les tocó enfrentar la acción guerrillera del Che en Bolivia, tienen el mismo derecho a reivindicar su accionar, expresando los contenidos propios de lo que para ellos era el marco legal, la obediencia a la ley y el cumplimiento del deber patriótico. Por tanto desconocer su accionar, resulta ser ingrato y lo mínimo que se puede esperar es respeto y tolerancia a su manifestación, que es lo mismo que se pidió años antes cuando se condenaba cualquier homenaje al Che y su legado.

Los 25 años de democracia no serán festejados de manera oficial por el gobierno. La ecuación: 500 años de invasión, 180 de discriminación, 55 de marginación y 25 de exclusión, propuesta por el actual régimen, obliga a desconocer la historia, como si esta no fuera un continuo de procesos inconclusos, concatenados, interdependientes, causales y efectistas, que conforman obviamente distintas visiones e interpretaciones. El discurso oficial propone que la luz se hizo con la llegada de Evo a la presidencia y ese es un grueso error, pues el desconocer la historia (con sus luces y sus sombras) es ingrato, es inoportuno y hasta anticientífico. Siendo Evo Morales un producto de los procesos históricos (de los sublimes y de los perversos), adquiriría la talla que su investidura merece, asumiendo los aciertos y señalando los errores (así éstos hayan sido más). Considero un error del régimen el no destacar la fecha y hasta podría ser la oportunidad para ponderar que ellos estén para corregir los errores del pasado, como lo vienen pregonando.

Un 10 de octubre de 1982 el entonces Presidente electo Hernán Siles Suazo juraba constitucionalmente a la primera magistratura de le República e inauguraba el periodo más largo, moderno y tolerante de la democracia en Bolivia. Con sus luces y sombras, la democracia en Bolivia nos permite respirar libertad y tolerancia. Aunque los detractores del periodo le restan importancia a la fecha, los avances en materia democrática son harto evidentes y el propio Presidente Evo Morales es un fruto de esa plural, lenta, deficiente, pero maravillosa historia democrática en Bolivia.

La conmemoración de los 515 años del “Encuentro de dos mundos” es una ocasión para que los bolivianos sintamos de manera firme y orgullosa, los tiempos de cambio que se viven en el país y en el propio contexto internacional. La inclusión indígena ha tardado demasiado en países como el nuestro, pero el impulso parece ser un aporte importante para que la propia ONU resuelva ese pendiente histórico de reconocer los derechos de los pueblos excluidos. Se espera mucho del homenaje oficial, se demanda que sea generoso, incluyente y moderno. Puede ser el momento fundamental para asumir el rol de estadista que tanto se le demanda a Evo Morales, puede ser su oportunidad.

Los 515 años de choque cultural deben ser asumidos, entendidos, evaluados y proyectados en la idea constructiva y propositiva, sin olvidar el pasado, pero enriqueciendo el futuro. Finalmente, es importante precisar que ni el cambio comenzó hace 40 años, ni los 25 de años de democracia fueron inservibles, pero lo que me no llega a cuadrar, por más respeto al proceso de cambio que podamos percibir, es que la historia haya comenzado en enero del año 2006 y que el futuro sea la eterna incertidumbre.

octubre 01, 2007

Photoshop provocador


Un "ser digital" como los de Paz Soldán, pero que no deja de tener algo de realidad.