enero 08, 2008

Ajenjo y mito

Un halo de misterio (verde, por supuesto, tiene que ser) abraza al ajenjo aún en nuestros días. En 1890, su momento de auge, el hada verde, bebida sensual y demoníaca, desencadenó olas de borrachera en Europa. Fue la musa inspiradora de los poetas malditos y de artistas atormentados en general. Se le atribuyeron poderes alucinógenos y hasta asesinatos. No podía terminar de otra manera: a partir de 1910, una ola de prohibición ahogó los vapores verdes del mentado licor. Pero en rigor, el ajenjo es una planta aromática, artemisia absinthium se llama, a la que le descubrieron primero facultades medicinales y luego, concatenación mágica de la historia, terminó convirtiéndose en la bebida más espirituosa entre todas. De su nombre científico el licor heredó su identidad en francés, absinthe, luego legada al inglés.

Por fortuna para los que habitamos el mundo por estos días, después de largas décadas de ausencia y prohibición, un joven resurgir, de no mucho más de cinco años, se produjo de la mano de una francesa Marie-Claude Delahaye's. Pero no es nada fácil, el ajenjo se sabe hacer desear y no se deja encontrar de buenas a primeras. Muchos nos topamos con buscadores empedernidos de ajenjo, que avanzan en una búsqueda infructuosa. Eso sí, quienes comiencen a interesarse por el encriptado universo del ajenjo, deberán tomar muy enserio un dato fundamental: tiene un 70 por ciento de graduación alcohólica.

Brebaje alucinado
"Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, se ven cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir", supo escribir Oscar Wilde.
Se le atribuyen al licor muchas historias famosas. Por ejemplo, se dijo que la oreja que Van Gogh se cortó fue producto de su excesiva ingesta de licor de ajenjo. Hay otras, como la que cuenta que a causa de dos medidas de ajenjo, en 1905 un campesino suizo disparó y mató a su mujer embarazada y a sus hijos de 4 y 2 años y luego intentó suicidarse con la mala suerte de fallar. A partir de semejantes historias, se gestó la ola de prohibición.

Un libro llegó a la Argentina para desmitificar un poco tanta leyenda. Se llama "Ajenjo, mito e historia", de Phil Baker. Allí apunta que uno de los datos fundamentales acerca del ajenjo es su altísima graduación alcohólica, a la que debe ser atribuido el concentrado poder de una medida y no a otra cosa. Claro que el licor de ajenjo tiene, y lo trae desde la planta, una sustancia alucinógena llamada thujone. Lo cierto es que, apunta el autor, la prohibición previno que esta bebida del demonio se popularizara y derramara su influencia de los salones burgueses a la clase trabajadora.

No existen antcedentes si el ajenjo fu tan popular en Bolivia, en aquellos tiempos. No obstante, en los últimos años se ha comenzado a fabricar y consumir en Sucre. En La Paz ha llegado al Etno Café (como no podría ser de otra manera), generando una mística adhesión de parte de los iniciados en el ritual del brebaje verde.

Existen varios y diferentes ajenjos. Hay que apuntar que lo que hoy se vende como ajenjo no es la misma fórmula del siglo XIX. Entre otras diferencias, se venden en varias graduaciones alcohólicas, el original tenía un 70 por ciento. La versión que se arrima más a la original es la francesa La Fee Abstinthe, y se puede comprar una botella on line, cuesta alrededor de 30 euros. En el Free Shop de Río de Janeiro, hace unos siete meses Gargiulo pudo encontrar una botella de Versinthe, una muy buena presentación, (con la cucharita obligatoria incluida), para un ajenjo que no es de los mejores. Otra oportunidad para los que viajan: el free shop de Barajas (España), allí se consigue el Marí Mayans, una botella cuesta aproximadamente 15 euros. En Sucre, se vende a granel y su precio varía entre Bs. 100 a Bs. 300 el litro.

Algunos ya lo estarán pensando, pero apuntemos: si hacer crecer en el fondo de casa una plantita de ajenjo no es tan complicado, sí lo es el acceso a la receta y sus proporciones exactas. En la web se reproducen fragmentos de una búsqueda que rinde cuentas del mito. También se puede encontrar información, aunque en inglés, en el Museo Virtual del Ajenjo y bellísimas imágenes, reproducciones de viejos afiches e ilustraciones de la Belle Epoque, publicidades y fotografías de objetos como botellas, copas y cucharas. Un tesoro para nostálgicos.

Cómo se sirve

El ajenjo tiene algo de alquimia. El licor puro es de ese característico color verde y debe servirse en una copa de base ancha, pero no se toma sólo, se le agrega agua fría. El efecto de esta mezcla es un sorprendente blanco lechoso. Hay quienes lo prefieren con azúcar. En ese caso habrá que utilizar una pequeña y original herramienta: algo así como una cucharita con orificios. Sobre ella se coloca un terrón de azúcar y recién entonces se vierte con lentitud el agua sobre el terrón, que se irá disolviendo y caerá sobre el ajenjo, a través de los agujeritos de la cuchara. Luego se revuelve y está listo para tomar. Las proporciones pueden variar, una de ajenjo y tres de agua, tal vez cuatro o incluso seis.

Como queriendo perpetuar el misterio, en muchos lugares no se anuncia abiertamente dónde se sirve el ajenjo. Pero se consigue, un poco subrepticiamente. Habrá que acercarse a la barra de algunos bares de moda, pedirlo y ver qué pasa. Dicen que el precio no baja de los 20 Bs. La recomendación será averiguar qué ajenjo tienen. Entretanto deberemos controlar las expectativas. Tal vez no nos esté esperando el hada verde en el fondo del vaso.

El autor del Blog se inició en los misterios del brebaje místico; de seguro que la experiencia es absolutamente distinta a otras bebidas. Intentó o simuló advertir efectos, quien sabe más influido por el ambiente del Etno, que por otra cosa. Pero lo que si es una verdad, es que luego de la traumática ingesta (que es horrorosa), te deja un esquisito sabor a hierbas. Lo que sí puedo afirmar, que el Ch'aqui/resaca es bastante desagradable o quien sabe sería la mezcla con los licorcitos de coca y frutas que tan generosamente nos facilita la administración del Etno Café. Como fuere, el mito queda en el aire y me arriesgo a mencionar que no hay nada mágico en el líquido, simplemente el ansia de los parroquianos y bohemios de perpetuar los instantes de contacto con Baco y el sentimiento que solo los amantes de la noche tratamos de prolongar hasta el infinito y lo trascendente.

7 comentarios:

Vania B. dijo...

Había escuchado algo sobre el ajenjo, pero la verdad nunca le presté atención. Muy interesante el brebaje del Hada Verde. Creo que en el Etno Café lo sirven, lo que no sé es si me animaré a probarlo, pues con una chela ya estpy medio contenta, imaginate con un trago tan fuerte. Prefiero preguntar a los especialistas en brebajes y ramas afines.

Un abrazo desde Chuquiago/Transilvania (mucho frío y lluvia ché).

Anónimo dijo...

Si Van Gogh se cortó una oreja gracias al brebaje, debe ser realmente bueno. A probarlo.

RONALDO dijo...

Gracias por un post tan educativo. Yo lo probé en Madrid hace 4 años. No sé de que tipo era y por supuesto me pegó como a un neófito desobediente. Las cosas que hice no te las cuento por pudor y vergüenza.
Salud.

El Educas dijo...

Habiendo transcurrido algunos desde la noche del ajenjo, recién puedo pensar con mas claridad. Por lo pronto, he encargado a mis amigos de Sucre una botella (y por que no un bidón) para probarlo en situaciones especiales con amigos especiales.
salud,

Anónimo dijo...

Eduquitas:

Gran noche.....
Firman.
Los del Ajenjo.

Anónimo dijo...

Había escuchado del ajenjo...y me habian dicho que se tomaba flameado...la verdad no sé....andaba en busca de algo de info en la web porque en un viaje a paraguay en ciudad del este conseguí ajenjo HAPSBURG a 10.20 dolares la botella...ahora será probarlo...gracias por la info...saludos desde Colombia

El Educas dijo...

Siguen llegando los comentarios de parte de los curiosos y los seducidos por el brebaje verde.
salud a todos.....