octubre 10, 2007

Tres fechas y una sola historia


La muerte del Che (9 de octubre), los veinticinco años de democracia (10 de octubre) y un año más del denominado “Encuentro de Dos mundos” (12 de octubre), coinciden este año en una sola semana hábil. Diez o veinte años atrás las formas y los fondos de sus rememoraciones fueron distintas y se enmarcaban en un patrón de adhesiones ideológicas muy distinto al que vivimos en las actuales fechas. Las tres fechas tocan con mucha sensibilidad a Bolivia, este país que se encuentra en un penoso tránsito de cambio y de transformación inherente a su sociedad y su historia. Propongo algunos comentarios:

Como nunca se hizo, se festejó al “Che” de forma oficial con la presencia del propio Presidente de la República, que al lado de los cientos de adherentes al “Guevarismo” del Siglo XXI, festejaron los logros de alfabetización en Vallegrande inspirados en la senda del comandante guerrillero. Fiesta, bohemia, feria de productos (con el icono del Che), alguna novena católica, mucho “merchandising” y paquetes turísticos alternativos, fueron la tónica principal de esa forma distinta de conmemorar una fecha, que más allá de la frivolidad propia de estos tiempos, nos debiera llamar de nuevo a la reflexión sobre el rumbo de la historia y sus sujetos. El “Che” como Marcelo Quiroga, los mártires de la calle Harrington o el Sacerdote Luis Espinal, son faros que deben guiar a los bolivianos hacia la introspección íntima para proyectar su accionar en la búsqueda del principio y el ideal, de manera leal a sus propias ideas. La imagen del Che debe estar grabada en el corazón, en el pensamiento y en el espíritu, pero fundamentalmente en la acción y la búsqueda del hombre nuevo. No así en el bordado de nuestra chamarra, en una pegatina de nuestro automóvil o en la botella de Ron y Cola, como el producto que apareció hace poco en las calles de Santa Cruz.

Por su parte y como nunca ocurrió antes, ninguna autoridad (ni siquiera el Ministro de Defensa) estuvo presente en el homenaje de las FFAA a los caídos en Ñancahuazú. La señal es propia de la posición oficial del régimen vigente y se basa en el mismo criterio en el que otros mandatarios anteriores realizaban sendos homenajes al soldado y condenaban la acción del guerrillero. Sin tomar posición al respecto, considero que los sujetos que por la dinámica de la subordinación militar les tocó enfrentar la acción guerrillera del Che en Bolivia, tienen el mismo derecho a reivindicar su accionar, expresando los contenidos propios de lo que para ellos era el marco legal, la obediencia a la ley y el cumplimiento del deber patriótico. Por tanto desconocer su accionar, resulta ser ingrato y lo mínimo que se puede esperar es respeto y tolerancia a su manifestación, que es lo mismo que se pidió años antes cuando se condenaba cualquier homenaje al Che y su legado.

Los 25 años de democracia no serán festejados de manera oficial por el gobierno. La ecuación: 500 años de invasión, 180 de discriminación, 55 de marginación y 25 de exclusión, propuesta por el actual régimen, obliga a desconocer la historia, como si esta no fuera un continuo de procesos inconclusos, concatenados, interdependientes, causales y efectistas, que conforman obviamente distintas visiones e interpretaciones. El discurso oficial propone que la luz se hizo con la llegada de Evo a la presidencia y ese es un grueso error, pues el desconocer la historia (con sus luces y sus sombras) es ingrato, es inoportuno y hasta anticientífico. Siendo Evo Morales un producto de los procesos históricos (de los sublimes y de los perversos), adquiriría la talla que su investidura merece, asumiendo los aciertos y señalando los errores (así éstos hayan sido más). Considero un error del régimen el no destacar la fecha y hasta podría ser la oportunidad para ponderar que ellos estén para corregir los errores del pasado, como lo vienen pregonando.

Un 10 de octubre de 1982 el entonces Presidente electo Hernán Siles Suazo juraba constitucionalmente a la primera magistratura de le República e inauguraba el periodo más largo, moderno y tolerante de la democracia en Bolivia. Con sus luces y sombras, la democracia en Bolivia nos permite respirar libertad y tolerancia. Aunque los detractores del periodo le restan importancia a la fecha, los avances en materia democrática son harto evidentes y el propio Presidente Evo Morales es un fruto de esa plural, lenta, deficiente, pero maravillosa historia democrática en Bolivia.

La conmemoración de los 515 años del “Encuentro de dos mundos” es una ocasión para que los bolivianos sintamos de manera firme y orgullosa, los tiempos de cambio que se viven en el país y en el propio contexto internacional. La inclusión indígena ha tardado demasiado en países como el nuestro, pero el impulso parece ser un aporte importante para que la propia ONU resuelva ese pendiente histórico de reconocer los derechos de los pueblos excluidos. Se espera mucho del homenaje oficial, se demanda que sea generoso, incluyente y moderno. Puede ser el momento fundamental para asumir el rol de estadista que tanto se le demanda a Evo Morales, puede ser su oportunidad.

Los 515 años de choque cultural deben ser asumidos, entendidos, evaluados y proyectados en la idea constructiva y propositiva, sin olvidar el pasado, pero enriqueciendo el futuro. Finalmente, es importante precisar que ni el cambio comenzó hace 40 años, ni los 25 de años de democracia fueron inservibles, pero lo que me no llega a cuadrar, por más respeto al proceso de cambio que podamos percibir, es que la historia haya comenzado en enero del año 2006 y que el futuro sea la eterna incertidumbre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya semanita. Y no te olvides que la próxima se recuerda la Guerra del Gas. Seguro los alteños nos darán mucha tela para cortar.

Anónimo dijo...

El problema es que cada quien ve su realidad desde el cristal con el que mira. Seguramente la Guerra del Gas será festejada por miles de oportunistas que no estuvieron en los fatídicos días de octubre de 2003.